Hotel California (Eagles, 1976)
No hay mucho que ver, escuchar
o decir. Más bien a estas alturas ya no tengo nada de nada. Un viejo sombrero
blanco ¿blanco? alguna vez lo fue. Al igual que estos pantalones…y la
camisa, que hoy luce grandes manchas de sudor y kétchup, en
los faldones y bajo los brazos.
Y qué?...no iré…estai más loca…no sé nada de ese guitarrista que decís…ese de
nombre como de personaje de historietas y de apellido hispano…¿ese de Black
magic women?…¿lo conocís o no?
Es pa la risa, me hace reír…como este
pitillo…un poco de hierba…papel…
Ándate a la cresta oh… vo creís que es pa
ponerse serio me
conseguí
un poco de pasto con el flaco de la esquina, y el papel se lo saque a mi
agüela, de una biblia, p´tas que se enojó la vieja oh.
No éramos muchos: una batería,
guitarra, bajo, clarinete y saxo…algo simple…poca cosa… algo como una mezcla de
jazz y rock, tirando hacia el folclore de las Antillas. Ritmos negros ¿negros?
…nada…. creo que con suerte era una mercolanza de un montón de ritmos y na que
ver, ni parecida a lo que tocaban esos otros medios jipis de Viña, Los
Jaivas…esos le hacían al fusión folc…o como le llamaran, a lo que los hermanos
Parra, y el Gato, tocaran. “Mira niñita te voy a llevar a ver la luna ….”
No éramos más que unos
campesinos trasplantados, obreros, no más de eso…le robábamos tiempo al sueño,
y plata a la bolsa del pan….para instrumentos y discos. Músicos? Noooo.
Hooooola músicos…como decíamos por esos días.
Conseguí que mi hermana, la que estudió en las
monjas de la Divina
Providencia , me hiciera una camisa sin botones y bordada, y
un pantalón igual, de osnaburgo. Mi camisa era toda blanca, de mangas de
campana y flores blancas…y los pantalones patas de elefante y
sandalias…collares y el pelo rozándome los hombros, y los pitos que me daban
risa…y todavía…
¿Y qué? Éramos obreros,
estudiantes, vagos…de pelo corto y zapatones de seguridad, overoles
engrasados, de 8,00 de la mañana a 8,00 de la noche, invierno y verano,
domingos libres. Textiles, zapateros, liceanos….y qué sé yo qué más.
Y la niña blanca, de muslos de nieve, y piel
de azucenas…esa misma que se quemó los brazos y los pies, tanto que se le
marcaron las chalas, ese día en Piedra Roja. Ese Festival jipi que quiso
emular a WOODSTOCK, en el 69, no pasó naa, es que era muy rasca, picante y
chicoco. Ese mismo día fue que perdí, y perdió, la virginidad del cuerpo, la
otra ya la habíamos perdido que tiempo...
Por esos días conseguí una
tremenda pega, en una fábrica de tejidos…y me compré una Gilera de carreras 125
c/c. roja, que me daba tremendo caché entre las lolas de mi barrio y los
pendejos me seguían con la boca abierta al pasar con mi chaqueta de cuero negra
y blue jeans…no usábamos casco…y mi madre se horrorizaba de pensar que alguna
vez le entregarían solo una bolsa vacía de vida.
Todas las minas y lolas querían
dar una vuelta en la Gili …a
la vista de todos…total las viejas igual hablaban. Total…
en una hoja de la biblia de la vieja me
armé un pito…en esa que dice algo de los tiempos y qué sé yo qué más…esta es de
la güena, paraguaya…me hace reír y reír…Y en la playa…odio la playa, me lo fumé
hasta las uñas…bajo el frío de marzo y la humedad entrando bajo el poncho y una
botella de pisco, amargo…el primero de otras miles y la última…y el
aspirar estrellas
total…puros gritos…y pateaduras
y fue la mañana de los cohetes…esa mañana que nuestro mundo se dio vueltas y
desde allí volvimos los ojos para no ver y nos tapamos los oídos y no
escuchar y nos amordazamos a nosotros mismos…y nos hicimos
cómplices…porque muchos no volvieron y otros, los más, no quisieron…así es que
arrumbamos los sueños…Todos..todos cavamos fosas comunes en nuestras
conciencias y cerramos los ojos, pues no quisimos ver que éramos culpables,
responsables, cómplices de las parrilladas…de las violaciones…de los
arrancadores de dientes y uñas...Todos…Nadie está libre de toda esa culpa…
Un pito 2.0…recargado…algo nuevo “él que esté
libre de culpa…” otra bota de pisco…amargo… llorón…y mi camisa …blanca o
¿gris? manchada de alcohol bajo los brazos y en los faldones…¿sangre?...
un sombrero que alguna vez…y el pantalón con
manchas de orín, y otras más sospechosas…tirado en este catre de hotel sucio
con pequeños animalillos grises…serán alcohólicos…es que les gusta mucho
chuparme…
hace ya mucho, como treinta y
nueve años …o algo así…que ya no volví…debe ser por la hebra rojinegra que esa
mañana anotó en mi piel ese corvo militar. Un relámpago de acero me abrió desde
debajo del esternón hasta el hombro derecho
profundo río de guitarras fluyendo, largo y
acompasado. Mil luces ardiendo tras los ojos que arden y las lenguas
gritando…el tabletear de los casquillos en los suelos y un clarinete….
y los largos días de dolor y muerte diaria
y luego una botella y otra … y Alemania y
Suecia…
Y Pisagua o el frío
Y desde esos lugares el largo camino al resto
de mi vida y a este colchón sucio
y a esta silla bajo mis pies y hasta este
cordel que pende
desde una viga sucia
y veo, lo último, a mis pies sacudiéndose en
el umbral
del silencio
Frans Gris
16 de agosto (1969) 2012
Los Troncos, La Cisterna
Santiago de Chile
Hoy te leí de nuevo: me gustó más que antes ..otra visión tan actual y tan antigua.
ResponderEliminarBueno!!!!