No era hombre, sino e
brincaba por
No portaba el Santo Grial en sus manos, sino un copa de pl ata, desbordada de vapores, surgidos de sus propias l ágrimas y recubierto de rubíes, que no eran otra cosa que el l as empañadas y petrificadas.
Un día, por esas cosas del destino, l o divisé en l as páginas de un l ibro, que habitaba desde hace sigl os en un estante de mi bibl ioteca.Tal vez cansada de l l orar ausencias!!!
De saber que el amor perdido en la eternidad ya nunca más regresaría .
Sal í de tina de baño tembl ando y me envol ví en l a toal l a de baño dibujada y l l ena de fl ores , puse otra en el cabello y estremecida me fui al dormitorio.
Esta aparición , que a ratos se convertía en un hombre, era el mel ancól ico Cabal l ero que portaba en su escudo 8 l irios bl ancos y una pequeña Azul Flor de Lis .
Blanco de barba y cabel l os, venciendo sus propios temores me visitó un atardecer.
Portaba sonoras sandalias de metal.
Portaba sonoras sandalias de metal.
_Me sorprendió eso en su vestimenta! _
Pero al fijarme más detenidamente, según sus intenciones, cambiaban de col or:
Si habl aba de l a guerra : el l as se encendían como heridos pechos de l oicas.
Si gruñía, se transformaban y se volvían negros calzados.
Si su voz era dul ce y esperanzadora, se convertían en coloridas esmeraldas.
Si sentía el deseo fuerte de l a poesía, se tornaban azul es,
Si sentía pasión se volvían rojas como púrpuras rosas.
Hasta l l egar nuevamente a mimetizarse pl ateadas, porque su vestimenta y todo en él era de ese col or.
Dicen que venía del ejanas tierras, de aquel l a de 14 pasos adel ante y 12 pasos atrás, de bosques repl etos de druidas y ninfas que danzaban al amanecer, de cabal l eros rudos, que reían estrepitosamente y besaban a sus hembras o damiselas con l a boca repl eta de cerveza y venado, pero se jugaban l a vida por cosas que consideraban del honor.
Cuentan que este esbel to cabal l ero , se descol gaba por l as ventanas de los castillos de l as doncellas y damas comprometidas , susurrándoles sus l amentos de amor para así conquistar y cautivar sus corazones.
Dicen que venía de
Cuentan que este esbe
Y finalmente retomar su camino partiendo como si jamás l as hubiera conocido!
Un día, por esas cosas de
Desde al l í me hizo señas y me instó a buscarl o en l a faz de l a tierra.
Cosa, que para mi no fue difícil: yo entraba y sal ía de l os l ibros con una asombrosa facil idad.
Cosa, que para mi no fue difíci
También a ratos, cuando mis preguntas eran demasiado íntimas y me vol vía curiosa, él se transformaba en pez, un pececillo de plata, que yo trataba de coger, pero era imposibl e, porque escapaba como si su piel fuera jabonosa.
Al hacerlo mostraba unas al etas transparentes de diferentes formas y col ores.
Eso en él me angustiaba, yo quería sujetarl o con mis manos, no para que perdiera su l ibertad, sino para escuchar su voz, su poesía y contempl ar sus extraños visos y acariciarl o.
Eso en é
Porque en sus ojos pequeños había tanta necesidad de amor.
(en real idad, eso no era cierto, sino mi febril imaginación.)
Una tarde de solsticio de verano, l o vi avanzar con paso l igero por l as fal das de l a montaña cercana a mi hogar, en medio de eucal iptos, maitenes y aromáticas yerbas buenas.
Me hizo señal es con su mano derecha, l a que tenía 6 dedos, que más que dedos, parecían un ramo de adioses..
Intrigada , acogí su compañía y escuché por primera vez,l as voces que hil vanaban sus l abios bajo l a armadura.
Intrigada , acogí su compañía y escuché por primera vez,
Eran voces dol ientes, seductoras, persuasivas, que habl aban de versos y contaban historias y evocaban damas profundamente amadas.
_ Cuidado! _me gritaban mis protectores, dioses, que se encontraban atónitos a mis espal das , por mi actitud tan inadecuada, para una dama tan protegida en su castil l o, l l eno de barrotes y puente l evadizo.
Desobedeciendo a sus ruegos , pese a todos sus esfuerzos, tenté a l os guardianes de mi aura , y me dejé l l evar por sus pal abras y di paso a l a feminidad tremolante conmovida, que era.
Me engañé a mi misma pensando que l o encantaría, no con mis atributos poéticos y jugl arescos , sino con mis ardientes besos y los brebajes del amor.
_Pero no pude ! _
_Pero no pude ! _
Porque a ambos nos penaban l os momentos pasados, que como vapores tomaban vida y se transforman en rostros de nuestros amores pasados.
Los recuerdos celosos se reían con estridentes y viol entas carcajadas en l a habitación, cuando desenfundó su espada y cortó l os dos pabil os que ataban el escote de mi vestimenta y mi túnica rodó por el suelo.
Desnuda de ropajes materiales y del alma, lo miré con enamorados ojos.
_ Él me dijo que eran hermosos y del col or de l a aguas del l ago._
Puse mi mano sobre su pecho, para compartir mi corazón con el suyo, pero su músculo ya no estaba al l í.
Puse mi mano sobre su pecho, para compartir mi corazón con e
Vano intento,!
Sól o encontré un espacio vacío inmenso : había muerto su corazón !
_ Y aunque él nunca l o supo_
En ese momento, en ese preciso momento, yo sentí deseos de amarl o y tuve grandes sentimientos de ternura por él.
Hasta me convertí en una hada madrina y busqué doncel l as para encantarl o, pero resul taron que no eran doncel l as y tampoco quisieron encantarl o.
Sin embargo yo persistía en sacarl o de l a tristeza, porque, en carne propia conocía el dol or del amor ausente y por esas l ocas cosas inexpl icabl es y si que nos ocurren a l as " ladies ", su voz no me era en absol uto ajena, y me pareció conocerlo de otra época .
Hasta me convertí en una hada madrina y busqué donce
Sin embargo yo persistía en sacar
El usó pal abras cl aves y perturbadoras que como enredaderas, habitaron en mi corazón.
Extendí mis manos y sacudí, como si fue una carpeta bordada con agujas de pl ata e hil os de sedas mis propios dol ores.
Dancé porl os techos de l a ciudad, al edaños a l os castil l os viejos, donde se reunían l os jugl ares con sus cítaras, l os arl equines con sus arpas, l os centauros con sus fl autas y l as ninfas con sutil es vestidos de gasas bl ancas, rosas y celestes, e infinitos colores, como corolas de frágiles flores.
Dancé por
Bailé hasta quedar exhausta y pedirl e a l o dioses que se abrieran l os ciel os, escaparan l as nubes negras y el sol vol viera a sal ir en mi vida.
Descol gada en mi ventana, embriagada del perfume de l os jazmines y el cedrón, que como largas cabelleras caían suavemente por el bal cón perfumando la tarde, soñaba y lo llamaba en silencio .
Desco
Los tentáculos dulces de la flores invadían l a cal l e y la embriagaban .
Escapé de mi pequeño jardín y abrí tembl ando de par en par l as pesadas puertas del ventanal y dejé que ese atardecer del día número 30 del mes doce, del año décimo , el Cabal l ero de los 8 lirios blancos y la Azul Flor de Lis, entrara a mis aposentos y que l os besos fl uyeran como por encanto y se esparcieran por todo el l ugar l l enándolo de amor.
Aromé de primaveras el sal ón y l a al coba , encendí l os 7 cirios de 7 candelabros y l e dije en susurros pegada a su boca y sin que él me escuchara :
_Déjame desl izarme
oril l arme por tu vida
bordear tus horas,
l l enarl as de sol es
para que puedas aromar nuevamente a rosas !_
Ese atardecer que el desconocido, Caballero extranjero, corrió con su al azán pl ateado casi rozando l as azoteas del vecindario , se apagó el sol , tronaron l os ciel os, se encendieron l os rel ámpagos que ocul tos veraneaban en l as fal das vol uptuosas de l as nubes.
Aromé de primaveras e
_Déjame des
ori
bordear tus horas,
para que puedas aromar nuevamente a rosas !_
Ese atardecer que el desconocido, Caballero extranjero, corrió con su a
Caprichosas ellas, dejaron a sus amantes y se fueron corriendo vel oces trás el Cabal l ero para detenerl o cuando l l egó a gol pear a mi ventana .
Inconsciente de mis actos y cautivada por sus cantos, su voz y su mirada, extendíl os brazos tembl orosos para recibirlo con pasión y ternura.
Inconsciente de mis actos y cautivada por sus cantos, su voz y su mirada, extendí
En un acto amoroso tomé su corazón y l o puse junto al mío, pero pasadas al gunas horas, después de l os consabidos besos y los momentos de pl acer, al pal par nuevamente su pecho, me di cuenta que ya no existía y había un hueco más profundo que el mío.
Mirándome tristemente me dijo:
"_Lo siento bel l a señora de l os ojos trasl úcidos como el agua de l os l agos, no puedo amarl a, tengo el corazón deshecho. Se l o l l evó todo el l a..."
Esa noche me dormí con el al ma extrañamente confundida, metida hacia adentro, dispuesta a no esperar su retorno, sabiendo que era un imposibl e.
Mirándome tristemente me dijo:
"_Lo siento be
Esa noche me dormí con e
Concl usión que me l l egó l uego de verl o gal opar hacia l as estrel l as, escapando como huracán perdido entre l as negras nubes.
Ya se había vuel to nuevamente todo oscuro, como oscuro era todo en él .
Sentí tanto miedo, que su col or me invadiera, contaminara mi al ma , sel l ara mi risa y apagara l a armonía de mi arco iris.
Sentí tanto miedo, que su co
Si eso sucediera, me repetía a modo de consuel o, debería escapar a toda prisa de él .
Me dormí en el lecho aún tibio por su presencia y sintiendo su aroma en mi al mohada y su sombra a mi costado.
Cuando desperté, era de mañana, un rayo del uz se insinuaba por el cortinaje, l as aves cantaban en l os árbol es y una caja encantada refl ejaba personas.
Me dormí en el lecho aún tibio por su presencia y sintiendo su aroma en mi a
Cuando desperté, era de mañana, un rayo de
Una voz extraña repetía:
"l as 7.30 de l a mañana hora de l evantarse.
"
Hora de l evantarse..."
Levantél a cabeza sin comprender nada, miré l as paredes de l a habitación, en una de el l as había un cuadro de una mujer rubia , una mesita de noche, un jarro repl eto de tul ipanes, un mueble con cofrecitos pequeños y joyas col gantes, l a puerta de un arcón entreabierta, mostrando una prenda de vestir marrón, un can roncava a mi l ado.
El extraño artefacto seguía repitiendo: "l as 7.35 hora de l evantarse, hora de l evantarse"....
Era todo tan incomprensibl emente confuso: l a habitación era otra, no había sal ón, ni vestidos antiguos, no había armadura, cabal l o al azán, ni vestigios del caballero.
Levanté
El extraño artefacto seguía repitiendo: "
Era todo tan incomprensib
Un calendario de rojos y azules números indicaban último día del año......año 2010...siglo 21!!!!!!
_ Obl igaciones, trabajo hasta mediodía.
De un sal to me senté en l a cama y comprendí que el Cabal l ero que portaba un escudo con 8 l irios bl ancos y una pequeña fl or azul de l is, nunca existió, me pal pé el pecho para ver si tenía corazón y el múscul o cardiaco contestaba sincopadamente: aquí estoy..aquí estoy"..
Todo no había sido más que un sueño.
De un sa
Todo no había sido más que un sueño.
Al go absol utamente irreal ,compl etamente surreal ista l a conversación, l as imágenes , sus manos, su boca y l a mía repitiendo :
_! qué pl acer...qué pl acer¡
Un bostezo pol íticamente correcto se desl izó por el dormitorio.
Un bostezo po
Con un pequeño escal ofrío extendí l os brazos hacia arriba, l os bajé y me puse l as pantufl as , l a bata, tomé l os acostumbrados fármacos matutinos .
Dejé correr el agua sobre l a tina del baño, la perfumé con aromáticas yerbas de melissa y manzanilla para relajarme.
Dejé correr e
Minutos después bajo la ducha, mientras el agua se deslizaba por mi cabel l o y el shampoo, se metía en mis ojos, dejé escapar un largo sollozo y sin darme cuenta exclamé:
_ ¡Yo quería que fuera cierto.¡..
Sa
La Igl esia de l a Merced tocaba su octava campanada .
Al agachar l a cabeza para quitarme l a toal l a y secarme el cabel l o, con el movimiento, se vol ó una hoja que estaba sobre la mesita de noche,.
A
Pensando que era una cuenta por pagar que no había visto la tomé :
_ De de ella cayeron al suel o 8 pequeños l irios bl ancos y una pequeña Azul Flor de Lis._
FIN
Fotografía " Ensoñación de Caterina"...pintura de América Comparini Salas.